lunes, 4 de junio de 2007

Richard Dadd: artista y loco

Existe, en la historia del arte, un hecho que aparece con cierta frecuencia y que me produce una estupefacción más que notabilísima. Me refiero a la relación que en no pocas ocasiones hay entre la genialidad y la locura. Hablar de ello no es hablar de nada nuevo: hasta se han escrito libros enteros y eruditos sobre el tema. Además, todos conocemos algunas, o muchas, de las extrañezas que decoraron la vida de Lovecraft, Wagner, Fuseli, Blake, Van Gogh o Gödel, por citar a algunos de los artistas a los que me refiero. Pero en el país de los genios locos no todo son nombres que vivieron, o viven, en la fama. Por ejemplo, el de un pintor: Richard Dadd.

Richard Dadd, que vivió entre 1817 y 1886, fue un pintor del que, ya de joven, decían: este hombre ha de tener una carrera imparable. Con 20 años fue admitido en la Royal Academy of Arts y, andando el tiempo fundó, junto con William Powell Frith, Augustus Egg, Henry O’Neil y otros, un grupo al que llamaron The Clique, del que fue considerado el líder. The Clique fue un grupo de artistas victorianos que se caracterizó por su rechazo al arte academicista en favor de la pintura de género: en sus encuentros todos los miembros del grupo producían dibujos sobre un mismo tema para que, al final, pudieran ser juzgados por otros que no eran artistas. Opinaban, pues, que el arte debía ser juzgado por el público y no conforme a ideales académicos.

Durante 1842 viajó por algunos países del cercano oriente, una zona no demasiado explorada por los artistas de la época. Grecia, Turquía, Palestina, Egipto, Jordania, el desierto de Engaddi, fueron el escenario de su viaje. Fue entonces que, mientras viajaba a lo largo del Nilo a bordo de un barco, la salud de su mente cambió dramáticamente: se creyó poseído, precisamente, por el Dios egipcio Osiris.

Al regresar a Inglaterra, durante la primavera de 1843, fue cuando se le diagnosticó una inestabilidad mental profunda, por lo que su familia decidió llevarlo a Cobham, un pueblecito del distrito inglés de Kent. En agosto de aquel mismo año, asesinó a puñaladas a su padre, creyendo que era el mismísimo Satanás disfrazado. Después de ser detenido, fue internado en el departamento de enfermos criminales del Hospital psiquiátrico de Bedlam. Su diagnóstico nunca fue claro, aunque todos los indicios apuntaron a una esquizofrenia grave.

Fue en Bedlam donde, entre 1855 y 1864, pintó su cuadro más famoso: The Fairy Feller’s Master-Stroke. Hiperdetallista y trabajado con una técnica que otorgaba al cuadro el aspecto de estar pintado en tres dimensiones, Dadd lo consideró inacabado a la par que incomprendido. Para explicarlo, lo mismo que para darle un contexto, Dadd escribió un poema extraño titulado Elimination of a Picture & its subject – called the Feller’s Master Stroke, en el cual los personajes del cuadro aparecen con un nombre y con un propósito. Copio un fragmento del poema:


I thought on nought - a shift
As good perhaps as thinking hard.
Fancy was not to be evoked
From her ethereal realms
Or if so, then her purpose cloaked
And nuzzling the cloth, on which
The cloudy shades not rich,
Indefinite almost unseen
Lay vacant entities of chance,
Lent forms unto my careless glance
Without intent, pure fancy 't'is I mean
Design and composition thus -
Now minus and just here perhaps - plus -
Grew in this way - and so - or thus,
That fairly wrought they stand in view
A fairy band, much as I say, just so 'tis true.

Aunque, como he dicho antes, la intención de Dadd fue que el poema explicara el cuadro, al leerlo salta a la vista que no consiguió su objetivo y que, quizás, hasta oscureciera su significado.

En julio de 1864, y después de pasar más de 20 años en el Hospital psiquiátrico de Bedlam, Dadd fue trasladado al asilo para lunáticos de Broadmoor, a las afueras de London. Fue allí donde, el 7 de enero de 1886, murió a causa de una enfermedad pulmonar.


Figura 1: The Fairy Feller's Master-Stroke (1855-1864), óleo sobre lienzo de Richard Dadd.

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