sábado, 26 de mayo de 2007

Howard Pillips Lovecraft y la pintura: Sidney Sime

Sidney Sime nació en Manchester, en 1867, en el seno de una familia sumida en la pobreza. Así que, aunque mostró un talento precoz para el dibujo, sus padres no tuvieron más remedio que ponerle a trabajar. Sime trabajó como panadero, como zapatero y hasta como zapador en minas de carbón. Y no parecía que hubiera de tener un futuro demasiado prometedor hasta que empezó a trabajar, como aprendiz, en el taller de un fabricante de letreros y carteles. Fue entonces cuando aunó el talento, con el que había destacado desde pequeño, al trabajo y descubrió que, quizás, a lo que debía dedicar su tiempo y sus esfuerzos era al arte. Así que fue entonces que decidió empezar a asistir a algunas de las clases de arte que se ofertaban en la Liverpool School of Art. Y, entonces, el pasado que había empezado a dibujar un futuro gris y mendigo desapareció: pues en el arte sí que Sime empezó a vislumbrar un futuro más prometedor; pues en el arte Sime empezó a destacar.

Todo ello le convenció de que, definitivamente, el arte y lo relacionado con lo artístico iba a ser su sustento. Así que alrededor del año 1895 decidió ir a Londres para intentar encontrar trabajo como dibujante o como ilustrador.

Sime era un dibujante audaz y resulta que por aquel entonces las revistas destinadas al gran público estaban ilustradas audazmente. Y, lo que aún era mejor para él, estaban de moda. En ellas fue donde empezó a hacerse un nombre como ilustrador. Su primera serie de dibujos, para la revista Pick-Me-Up, fue titulado colectivamente The Shades, y consistió en una serie de dibujos medio humorísticos, medio terroríficos y extraños, sobre la vida en el mundo del Más Allá. Esta mezcla de lo humorístico y lo bizarro fue de lo más típico en la producción de Sydney Sime. La rara oscuridad que se destilaba en la mayoría de sus trabajos, tanto en el fondo como en la temática, provocaron reacciones encontradas entre el público y entre la crítica londinense. Pero a pesar, o quizás a propósito, de ello su fama fue creciendo. Lo que hizo que acabara trabajando, también, para otras revistas: The Idler y Pall Mall Magazine fueron algunas de ellas. En 1898, al recibir la herencia de un tío muerto, compró The Idler, de la que se nombró coeditor. Pero aunque intentó cambiar la temática en la que se centraba la revista para hacerla más acorde con los tiempos que corrían por aquel entonces, la aventura naufragó al cabo de dos años.

Cuando el siglo XIX estaba a punto de morir Londres, como ya he apuntado antes, estaba inmersa en la edad dorada de la revista popular, y muchos de sus ilustradores fueron personas conocidísimas. No obstante, la élite de este grupo de personas fue la que estuvo formada por aquellos que consiguieron dar el salto de la ilustración de revistas a la ilustración de libros. Lo consiguieron hombres como Arthur Rackhman o Edmund Dulac. Sime también fue uno de los que lo consiguió. Fue en este campo en el que, al asociarse artísticamente con un escritor que por aquel entonces estaba empezando, Sime iba a tener sus éxitos más extraordinarios.

Edward John Moreton Drax Plunkett, XVIII barón de Dunsany y más conocido con el nombre de Lord Dunsany, fue un excéntrico irlandés que escribió relatos fantásticos. Sime le conoció durante el año 1904 o 1905, cuando el escritor contaba con 26 o 27 años de edad, e inmediatamente supo, lo mismo que lo supo Lord Dunsany: que iba a ser el ilustrador ideal para sus historias. La primera colaboración entre Lord Dunsany y Sime fue la creación de 8 ilustraciones para el primer libro que, en 1905, publicó el escritor: The Gods of Pegana. A partir de entonces, y durante 15 años, sus colaboraciones fueron fluidas. Algunas de las historias de Dunsany se inspiraron en las obras de Sime, e incluso las láminas que aparecen en dos de ellas, Time and Gods y The Chronicles of Rodríguez, están firmadas por ellos dos. En opinión de muchos, Sime nunca hizo mejores obras que aquellas que creó para las historias de Lord Dunsany.

No colaboró con otros escritores, salvo en la creación de dos frontispicios para dos libros del escritor galés Arthur Machen.

También diseñó vestuarios para muchas producciones artísticas, incluyendo The Blue Bird, de Maurice Maeterlinck, y una trilogía de óperas creadas por Howard de Walden y basadas en The Mabinogion, una colección de historias en prosa extraídas de manuscritos medievales galeses parcialmente basados en eventos históricos antiguos.

Salvo unas pocas exposiciones entre 1923 y 1927, y después de las colaboraciones con Lord Dunsany, Sime desapareció de la escena artística. Hacia el final de su vida, trabajó menos aunque, a diferencia de lo que había hecho durante buena parte de su carrera, creó más obras en color. Y se convirtió en un solitario. Así, el hombre que un día había amado la vida nocturna y los teatros del Londres de finales de los noventa y principios del siglo XX gastó la mayoría del tiempo del final de sus días en una casa de campo que tenía en Worplesdon, un pueblo del condado de Surrey, al sur de Inglaterra.

Sidney Sime murió en 1941.

Howard Phillips Lovecraft fue un fervoroso admirador de su obra.


Figura 1: dibujo de Sidney Sime (hacia 1900).
Figura 2: The enthomologist dream (1909), acuarela de Edmund Dulac.

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