miércoles, 25 de abril de 2007

Los que vuelven

Les revenants, de Robin Campillo, es una película de zombis.

Resulta que, sin venir a cuento, setenta millones de muertos se levantan de su tumba y regresan al lugar en el que habitaban cuando eran vivos. No comen carne de hombre, ni les salen gusanos por las cuencas de los ojos, ni llevan la ropa hecha jirones y llena de sangre. No. Comen normal, y sonríen, y visten ropa muy limpia y muy clara. Y quieren vivir donde vivían antes, como si nunca hubieran sido muertos.

Son zombis raros. Parecen vivos.

Pero están cinco grados por debajo de la temperatura de los vivos de verdad. Y actúan raro: hablan poco y miran a sus familiares con los ojos muy quietos, como si quisieran algo de ellos. O como si quisieran advertir de algo.

Dan miedo.

Hay momentos de la película que me parecieron muy a lo Werner Herzog. Por lo extraño. Por insertar lo raro en lo cotidiano. Y por la música. ¿Os acordáis de la música de Popol Vuh en el Nosferatu de Werner Herzog? Pues eso.

Os la recomiendo.


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