domingo, 8 de julio de 2007

Matsuo Bashoo, haijin

Antes que nada, una advertencia fonética: en el idioma japonés no existe un sonido como el de la “j” española. Así, la grafía “j” japonesa debe pronunciarse como se pronuncia la “y” española. Por otra parte, la pronunciación de la “h” japonesa requiere de un sonido similar al que requiere la pronunciación de la “h” inglesa. En lo que sigue, además de lo dicho, únicamente hará falta tener en cuenta que la fonética japonesa y la española es la misma.

El haiku es un tipo de composición poética típica de Japón. Nació en el siglo XVI y tuvo como fuente original a los haikais, poemas que podían tener 36, 50 o 100 versos y que se componían con la participación de varios poetas. El poeta que iniciaba el haikai escribía tres versos de medidas 5-7-5 (el primer verso constaba de 5 sílabas, el segundo de 7 y el tercero de 5) y a partir de aquí los demás poetas lo continuaban, añadiendo dos versos de 7 sílabas cada uno. A los 3 primeros versos del haikai se les llamó hokku, y fueron la semilla de lo que, con el paso del tiempo, dio lugar al haiku.

Así pues, los haikus constan de tres versos de medida 5-7-5 (es decir, tienen una métrica de 17 sílabas, repartidas en 3 versos). Los temas de los que hablan están muy relacionados con el devenir diario y con la naturaleza; y, al menos desde la aparición del poeta Matsuo Bashoo, que fue el autor a partir del cual los haikus tomaron sus caracteres definitorios, tuvieron, y tienen, una tendencia claramente relacionada con el budismo zen, que es el sistema de creencias y ritos más extendido en Japón.

Al compositor de haikus se le llama haijin.

Copio a continuación un haiku de Matsuo Bashoo. Este poeta, que nació en 1644 y murió en 1694, pasó los últimos años de su vida viajando, en pleno contacto con la naturaleza.

Yuku haru ya
Tori naki no no
Me wa namida

(Que, en su traducción castellana sería:
¡Se va la primavera!
Gime el pájaro
y el pez llora.)

Ocurre que al poeta le entristece el final de la primavera. Lo mismo que a los demás, o al menos a los que estamos tocados por la melancolía y la nostalgia, nos entristece el final de las cosas que durante un tiempo nos han sucedido. Aunque el sol abrase el cielo y la tierra con más fuerza de la que sería capaz el aliento de Smaug (apodado "el dorado") hoy es, para mí, un día triste.

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