jueves, 14 de junio de 2007

Adiós y que tengáis suerte en la vida

Ay, yo no sé por qué, pero esto de las despedidas no va conmigo. No me refiero a las despedidas que se cierran con un “hasta la próxima” o con un “nos vemos mañana”. Me refiero a las que sabes que son definitivas y que te van a separar para siempre de la persona de la que te despides. Es un momento cruel para el corazón, o al menos lo es para el mío, cuando a alguien con quien has compartido momentos importantes, y a sabiendas de que esos momentos ya no se van a poder vivir de nuevo, toca decirle: “adiós, que te vaya muy bien todo, y que tengas mucha suerte en la vida”.

Hoy he tenido que repetir frases parecidas en unas cuantas ocasiones. Porque hoy, después de acabar el último examen de la selectividad, seguramente he visto por última vez a algunos de los alumnos de bachillerato con los que he compartido uno o dos años de, casi literalmente, sangre, sudor, lágrimas y números. Mecachis, qué tristeza dejar de verles. Pero supongo que así es la vida, que es lo que toca, y que no puede ser de otra manera.

Así que supongo que, con el corazón encogido, no me queda más por decir que: “¡adiós, amigas y amigos, que os vaya muy bien todo, y que tengáis mucha suerte en la vida!”

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